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martes, 20 de febrero de 2024

Starship Troopers: Fascismo y ciencia ficción en una película inigualable

La gente sigue sin entender de qué va realmente ‘Starship Troopers’ casi treinta años después


‘Starship Troopers’ de Paul Verhoeven era una sátira y una parodia sobre los regímenes fascistas y totalitarios. Treinta años después, muchos espectadores siguen sin captar su mensaje subyacente.
Rubén Martínez @ruvenmb



MeriStation

Helldivers 2 es uno de los éxitos multiplataforma de Sony recientes y ha sido lanzado tanto en PC como en PlayStation 5. Sus cifras de jugadores son muy buenas, habiendo superado el récord de jugadores simultáneos de otros titanes como GTA V en Steam. El repunte en popularidad de este videojuego lanzado a principios de febrero de 2024 y sus similitudes con ‘Starship Troopers’ de Paul Verhoeven ha sacado de nuevo a debate de qué iba realmente la película.

‘Starship Troopers’ era una sátira sobre los peligros del fascismo y la propaganda militar, pero muchos siguen sin entenderla

Helldivers 2, desarrollado por Arrowhead Game Studios y publicado por Sony Interactive Entertainment, nos mete de lleno en un futuro satírico en el que la humanidad se rige por la “democracia gestionada” de la Súper Tierra.



Los jugadores encarnan a los Helldivers, soldados prescindibles que son enviados a luchar y morir para proteger a la humanidad de distintas facciones enemigas. Esta sátira sobre un futuro hipermilitarizado con tintes fascistas sirvió para que se comparase al primer título de esta saga con ‘Starship Troopers’ (1997), la película de Paul Verhoeven basada parcialmente en la novela homónima de Robert A. Heinlein y adaptando un guion llamado ‘Bug Hunt at Outpost Nine’.


'Starship Troopers' (1997) tomaba como base el libro de Robert A. Heinlein y un guion titulado 'Bug Hunt at Outpost Nine'

En la película, Verhoeven tomó como base la novela de 1959 y la hizo “suya” en tanto que cambió su literalidad pro-militarista y su apología del castigo corporal por elementos satíricos que pretendían hacer evidentes los peligros de una sociedad hipermilitarizada y directamente fascista. ‘Starship Troopers’ de Verhoeven nos presenta un futuro en el que, efectivamente, los nazis han ganado.

‘Starship Troopers’: así es el futuro en el que los fascistas han ganado

A los pocos minutos de comenzar, el personaje de Michael Ironside, profesor en un instituto, comenta que “la democracia fue un fracaso”, “los científicos llevaron al mundo al borde del caos” y que los veteranos tomaron el control imponiendo una estabilidad que se ha mantenido durante generaciones”. Todo esto suena a golpe de estado, y el gobierno central parece ser una junta militar, lo cual refuerza esta teoría.


El gobierno de la "Federación Ciudadana" representado en 'Starship Troopers' tiene pinta de ser una junta militar, un tipo de gobierno que se compone de altos mandos militares tras la toma de poder vía golpe de estado

En el futuro planteado por la cinta, este fervor militar es tal que toca todos los estratos de la sociedad. También hay una distinción clara entre “civiles” y “ciudadanos”; la ciudadanía se obtiene única y exclusivamente cumpliendo servicio militar durante un período mínimo de dos años. Aunque el alistamiento es opcional, la ciudadanía en este universo ficticio otorga derechos básicos fundamentales en los países civilizados del mundo actual, como el derecho a voto o el derecho a tener hijos.

Otro de los factores a tener en cuenta del estatus de ‘Starship Troopers’ como sátira/parodia es que las escenas que tienen lugar en Buenos Aires (Argentina) tienen mucho de sociedad utópica. No hay signos de pobreza, problemas con las drogas o indigencia... lo cual podría ser irónicamente signo de que estos indeseables han sido purgados sistemáticamente como haría cualquier régimen totalitario.


 

"Un mundo que funciona" se puede leer en uno de los anuncios de TV que muestra a varios soldados enseñándoles sus armas a unos niños entusiasmados con poder servir en el ejército cuando sean mayores

El enemigo al que la humanidad se enfrenta es una raza alienígena insectoide a cuyos miembros simplemente se les suele llamar “bichos”. Un reduccionismo despectivo que fue utilizado por el régimen nazi para referirse al pueblo judío, que era comparado con animales e insectos como ratas y cucarachas en discursos y propaganda antisemita. En la película, la propaganda anima a todo individuo a “cumplir con su deber” exterminando a los bichos.

Siguiendo con este punto anterior, que los actores protagonistas como Denise Richards o Casper Van Dien sean atractivos fue una decisión deliberada para seguir simulando la propaganda nazi. En palabras del propio Verhoeven: “Tomamos elementos prestados de las películas de Riefenstahl. Todo el mundo se parecía a una escultura; quería que esa gente fuese como proto-nazis, proto-arios. Esta decisión creativa de la película partía de la base de que en mucha propaganda nazi se representaba al ideal de hombre ario como alguien que encaja en los cánones de belleza y de físico escultural, en contraste con un enemigo grotesco y completamente deshumanizado.




Actores como Casper Van Dien, Denise Richards y Neil Patrick Harris protagonizaron 'Starship Troopers' (1997) como una decisión deliberada de casting por parte de su director para evocar el ideal ario de la propaganda nazi

Tal y como ya pasaba en ‘RoboCop’ (1987), también dirigida por Paul Verhoeven, en ‘Starship Troopers’ se da más contexto al universo mediante escenas intercaladas que representan anuncios de televisión. La mayoría de estos interludios son propaganda militar de distinta clase. Desde la primera escena de la película, un spot de reclutamiento de la Infantería Móvil donde Verhoeven reprodujo toma a toma una escena de ‘El Triunfo de la Voluntad’ (1935) hasta otro anuncio televisivo cerca del final de la cinta, donde la humanidad está perdiendo la guerra contra los bichos y ha comenzado a reclutar a niños, de forma similar a lo que sucedió en los últimos días de la Alemania nazi.

Durante toda la película hay una incompetencia rampante en toda la cadena de mando que entra en contraste con el fervor militar y que demuestra que en última instancia el régimen totalitario no funciona. Una incompetencia que queda plasmada con instancias que van desde información errónea que provoca decenas de miles de muertes antes siquiera de aterrizar en planetas hostiles, “estrategia militar” que consiste en enviar centenares de tropas no armadas convenientemente a un mismo punto de la batalla o los propios soldados, que rara vez usan la mira de sus armas y disparan “a ciegas”, desde la cadera.





Una flota del Mando Estelar es destruida parcialmente antes de comenzar su invasión a un planeta de los bichos por un informe de inteligencia erróneo que afirmaba que "el fuego enemigo es aleatorio" y que por tanto no había peligro al aproximarse
Y esto por no hablar de los uniformes del personal del servicio de inteligencia, inspirados claramente en los uniformes nazis de Hugo Boss, los uniformes de la Infantería Móvil inspirados en los camisas negras de la Italia de Mussolini, o en la arquitectura neoclásica inspirada en la de Albert Speer, el arquitecto nazi de confianza del mismísimo Adolf Hitler.


Los uniformes utilizados por las distintas ramas del ejército en la película toman elementos y aspecto de uniformes usados en la vida real por regímenes fascistas como Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial

Por qué la gente sigue sin entender a ‘Starship Troopers’

En honor a la verdad, Paul Verhoeven es un individuo complicado. Nació en 1938 en Amsterdam (Países Bajos), y vivió desde una temprana edad los horrores de la Segunda Guerra Mundial. En entrevistas posteriores, llegó a afirmar que “de niño, veía la guerra como una aventura excitante”, con “casas en llamas, cadáveres en las calles, y peligro constante”.





El cineasta Paul Verhoeven en 2021

Tal y como se puede comprobar en su extensa filmografía, Verhoeven se inclina más hacia la izquierda en el espectro político. Sucede, que, debido a sus vivencias de niño, está fascinado con las imágenes y escenas violentas. De aquí que en muchas de sus obras como ‘Starship Troopers’ haya cierta contradicción entre su mensaje subyacente y la recreación en lo violento de algunas secuencias. En una de sus entrevistas, cuando le preguntaron sobre su obsesión sobre la violencia desmedida, el cineasta respondió parafraseando al general George S. Patton: “que Dios me ayude, pero es que lo adoro”.

En ‘Starship Troopers’, Verhoeven parodia un régimen global nazi pero a la vez se recrea en su simbología y en su apología de que “la violencia es la máxima autoridad” y que “los fuertes prevalecen”.




Paul Verhoeven dando indicaciones al actor Casper Van Dien en el set de rodaje de 'Starship Troopers' (1997)

En definitiva, el hecho de que la crítica en su momento redujese a ‘Starship Troopers’ a “otra película de acción sin sentido” solo habla de lo bien que lo hizo Verhoeven a la hora de crear un universo satírico. No es precisamente sutil a este respecto, pero parte de su grandeza reside precisamente en que podría ser utilizada como propaganda fascista y el espectador desinformado se tomaría la película en sentido literal y sin ahondar en ella. Que es tristemente lo que ha pasado y sigue pasando.

¿Dónde se puede ver ‘Starship Troopers’?

En el momento en el que redactamos esta noticia, ‘Starship Troopers’ está disponible en las siguientes plataformas:

  • Disney Plus (forma parte de su catálogo)
  • Rakuten TV (alquiler por 3,99€ o compra por 7,99€)





martes, 4 de febrero de 2020

Nazismo: Jojo Rabbit (2019)

El adoctrinamiento nazi contado por un niño de 10 años


Por Diana Wang || Infobae




El Holocausto, como experiencia social y humana, sigue siendo irrepresentable. Nada de lo que se haga o muestre será lo que fue. Por otra parte, ¿acaso hay alguna experiencia humana que puede ser representada o replicada fuera de la experiencia en sí? ¿Cómo representar un estornudo y transmitir exactamente lo que es? Ante esta imposibilidad no es de extrañar que los protagonistas, los que han vivido la Shoá, puedan sentirse subvertidos frente a una de sus representaciones. Los films y testimonios audiovisuales que pretenden “ser”, hacen agua. De la única manera en que la experiencia puede ser transmitida sin perder su esencia es cuando es transformada de manera artística de modo que nos toque emocionalmente.

Taika Waititi (né Cohen) creó un guión de un film que dirigió, a partir de una novela de Christine Leunens, Caging Skies (Cielos enjaulados).

Johan -Jojo- tiene 10 años y está muy excitado porque comenzará su entrenamiento en el campamento de verano de la Juventud Hitleriana. Ensaya frente al espejo su postura y su “heil Hitler” intentando darle el aire apropiado de firmeza y fuerza para que su uniforme caqui y sus atributos sean enaltecidos. Viene en su ayuda un Hitler de pacotilla, un adulto con un uniforme similar y sus bigotes característicos pero que se comporta como si tuviera 10 años, igual que Jojo. Es que es un amigo invisible con quien dialoga y se motiva. ¿Cómo imaginar que este planteo pueda ser un film que conmueva, que informe y que transmita algo de lo que sucedió? Y sin embargo lo logra y con creces.

La mirada de Jojo ha permanecido aparentemente incontaminada gracias al esfuerzo de su madre por mantenerlo lejos, -una Scarlett Johansson soberbia-. Esa inocencia nos permite adentrarnos en el universo del adoctrinamiento nazi que hizo posible que el pueblo alemán, un poco como Jojo, se entregara a la ordalía de sangre y fuego que terminó con su propia destrucción.



Jack Fuchs se preguntaba cómo había sido posible que las madres alemanas entregaran con felicidad a sus hijos a la guerra, cómo había sido posible que los enviaran a la muerte con alegría y orgullo. La tan poderosa maquinaria propagandística desplegada lavó el cerebro a la mayoría del pueblo alemán, como a Jojo, que cree lo que le han enseñado en la escuela. ¿Por qué no creerlo? ¿Acaso los adultos no saben más que los chicos? ¿No es la educación impartida por padres y maestros el camino para crecer y hacerse grandes?

La credulidad de Jojo no es solo la esperable en la infancia sino también, y esa es la parte más terrible, la de la masa que confía en sus gobernantes y toma por cierto lo que provenga de ellos porque el contrato social está basado en la confianza en nuestros gobernantes en quienes hemos delegado nuestra representación.

Taika Waititi (né Cohen) construye a partir de esta confianza y credulidad un relato en el que el horror del Holocausto nos es ahorrado igual como le fue ahorrado a la gente común. Nos muestra nazis que son una parodia de sí mismos, así como podrían ser vistos por un chico de 10 años que no alcanza a darse cuenta de lo que de verdad está pasando. Cuando descubre a Elsa, la jovencita judía que su madre oculta en el desván al estilo de Ana Frank, se pega un susto mayúsculo. Los judíos eran para él la malevolencia en persona y debe revisar, con resistencia al principio, todo lo que hasta ese momento daba por cierto. Elsa no tiene cuernos ni es monstruosa ni se desayuna con la sangre de niñitos cristianos. Jojo decide investigar cómo son los judíos porque parecen no ser como le habían contado que eran.

El film comienza en tono de parodia pero va cambiando de registro aunque no de frescura a medida que la derrota del nazismo derrumba todas las convicciones que Jojo -los alemanes- tenía sobre la pretendida superioridad “aria”, la inevitabilidad del triunfo de Alemania y el Reich de los mil años prometido por Hitler.


Aunque en tono de parodia, todo lo que muestra de un modo que parece ligero, sucedió. Los campamentos de adoctrinamiento con las pruebas de crueldad a las que se sometía a los chicos que debían matar con sus manos a un pequeño animalito. Los contenidos impartidos en la escuela sobre la condición judía y sobre las características de los judíos. El lugar de las niñas entrenadas como procreadoras seriales de niñitos “arios”. La utilización de los niños como último y desesperado recurso en las últimas horas de la guerra enviados al suicidio en la lucha contra los “terribles” rusos y norteamericanos. La resistencia de los alemanes que se atrevieron a oponerse con sabotajes y proclamas y el castigo que recibían en el ajusticiamiento público tendiente a desmoralizar a sus posibles imitadores. Todo eso sucedió.

La película está bordada con comentarios irónicos. Por ejemplo, caminando por el idílico pueblo en el que viven, ya destruido al final de la guerra, Jojo y su amigo Yorki comentan que están todos en contra, los ingleses, norteamericanos, rusos, franceses, y que solo los japoneses están a favor, “y ni siquiera parecen arios”, dice Yorki.

No sabemos mucho de la historia de Jojo, solo que había una hermana que murió y un papá que tal vez esté luchando en alguna resistencia o que tal vez ya murió. Tampoco sabemos de Elsa pero se supone que solo ella quedó de su familia. Al final Jojo y Elsa, huérfanos y solos nos dejan con la pregunta de cómo seguirán, de qué vivirán, dónde. Como ha quedado la humanidad toda preguntándose cómo fue posible y cómo seguir.

Scarlett Johansson seduce con esa mamá que se opone al nazismo pero lo oculta ante su hijo para no ponerlo en peligro. Taika Waititi (né Cohen) dirige el film y protagoniza al Hitler amigo imaginario con frescura y desenfado. Todos los actores colaboran en dar la imagen de parodia sazonada con el sobreentendido de que “hacemos como que no es pero fue así”.

No hay ninguna imagen morbosa, nada del horror que podría haberse desplegado y sin embargo es todo claro y obvio y agradecemos que nos lo cuenten confiando en nuestra capacidad de comprensión y conocimiento.

Un último comentario sobre la identidad de Taika Waititi (né Cohen), hijo de padre judío y madre neozelandesa, que tomó los personajes de la novela de Leunens y los recreó. Parece que la novela tiene un tono trágico centrado en la relación entre Jojo y Elsa, el niño nazi fanático y la jovencita judía escondida y los sigue a lo largo de los años. La película toma a los personajes pero se ubica en los últimos momentos del nazismo, cuando todas las supuestas verdades se derrumban y Jojo y el pueblo alemán deben confrontarse con las mentiras.

Waititi creó un film en el que algunas de las verdades más duras del nazismo se dicen con amabilidad y frescura y, básicamente, con la confianza de que los espectadores entenderán perfectamente de qué se trata.

martes, 14 de agosto de 2018

Starship Troopers: Una estupenda fábula fascista


Starship Troopers: una de las películas más incomprendidas de la historia


La sátira autoconsciente de la película de ciencia ficción no fue reconocida por los críticos cuando apareció hace 16 años. Ahora, algunos finalmente están entendiendo la broma.
Calum Marsh | The Atlantic




Cuando los Starship Troopers de Paul Verhoeven llegaron a los cines hace 16 años, la mayoría de los críticos estadounidenses lo criticaron. En el New York Times, Janet Maslin interpretó el "espeluznante y enloquecido espectáculo" con "delicia hecho a medida para adolescentes". Jeff Vice, en el Deseret News, lo llamó "un fiesta de salpicones de sangre sin escalas, tan carente de sabor y "Roger Ebert, que elogió la" sátira social señalada "de Robocop de Verhoeven, encontró la película" unidimensional ", una nada trivial" lanzada a los 11 años de edad ". fanáticos de la ciencia ficción ".

Pero esos críticos no entendieron el punto. Starship Troopers es una sátira, un despliegue despiadadamente divertido y profundamente consciente del militarismo de derecha. El hecho de que fue y sigue siendo tomado al pie de la letra habla de la vaguedad que atraviesa la película.

Starship Troopers está ambientado en un futuro lejano, cuando la humanidad ha comenzado a colonizar mundos más allá de las fronteras de nuestra galaxia. La Tierra ha provocado una especie, por lo demás benigna, de alienígenas con apariencia de insecto para tomar represalias violentas contra nuestro planeta, que de repente y correctamente percibe como hostiles. Interpretando lo que obviamente son tácticas de autodefensa como nuevos gestos de agresión, la humanidad reúne a sus fuerzas y cargas globales en una guerra interestelar groseramente superada. La retórica en todo momento es inequívocamente fascista: los soldados de infantería desechables de la Tierra, entre los que naturalmente se ubica nuestro ex héroe deportista de escuela secundaria, están galvanizados por insípidos eslóganes, que regurgitan al mando con sinceridad mientras se dirigen al matadero. ("¡El único insecto bueno es un insecto muerto!" Es el canto más favorecido, abundan los matices de Animal Farm.)



La película resultante critica el complejo militar-industrial, el jingoísmo de la política exterior estadounidense y una cultura que privilegia la violencia reaccionaria sobre la sensibilidad y la razón. El guión, del escritor de Robocop Edward Neumeier, proporcionó el marco anticuado de ciencia ficción de la novela notoriamente militarista de Robert A. Heinlein con arquetipos en préstamo de jabones para adolescentes y ficción para adultos jóvenes, socavando el sablazo de sables de la fuente texto. Incluso la conclusión defiende cualquier sentimiento residual de heroísmo y valor: vemos a nuestros protagonistas, que escaparon de la muerte durante una misión casi suicida, marchando de regreso a la batalla en un video glorificado de reclutamiento, sugiriendo que en la guerra la única recompensa por una batalla bien combatida es la perspectiva de más batalla.



Durante las casi dos décadas desde el debut de la película, la reputación crítica de Starship Troopers no ha mejorado especialmente. Pero puede sentir que la conversación comienza a cambiar; con razón ha llegado a ser apreciado por algunos como una obra maestra no reconocida. Llegando al número 20 en la lista de la revista Slant de las 100 mejores películas de la década de 1990 el año pasado (una encuesta en la que, revelación completa, yo estaba entre los críticos de votación), Phil Coldiron del sitio lo describió como "uno de los mejores películas antiimperialistas, "una parodia de Hollywood cuya superficial" maldad "es central en su crítica. Le fue bien en The A.V. La encuesta de los 90 de Club también aparece entre los primeros 50, donde fue elogiada como una "sátira de gonzo destinada, incluso diseñada, para ser mal interpretada". Scott Tobias, ex editor de A.V. La sección cinematográfica de Club, elogió a Troopers algunos años antes como "la película de estudio más subversiva de la historia reciente", y observó que "ahora parece absurdo descartarla como una tontería de escapismo, como se quejaron sus detractores".

Pero las percepciones erróneas originales aún persisten. El 4 de octubre, RiffTrax -una serie de comedias de comentarios descargables de los creadores de Mystery Science Theater 3000- lanzó un episodio en el que se burlaron de Starship Troopers, una película que su sitio web describe como "tonta y ruidosa" y un "desastre tonto". Mike J. Nelson y sus coprotagonistas de RiffTrax, Kevin Murphy y Bill Corbett, aborrecen la película con tanta perspicacia e ingenio como malinterpretan la película. Humor de muestra: en un momento, una bomba destruye un error gigante, y los tres gritan: "¡Oh, no! ¡Raid!" Más tarde, Denise Richards sonríe y alguien dice, con voz robótica, "Smile-o-tron 3000 comprometida" . "Sigue así. El eslogan de RiffTrax es "Tus películas favoritas, ¡divertidas!". Lo que parece que no entienden es que Starship Troopers ya es divertido e inteligente.

Troopers, por supuesto, está lejos de ser la única instancia de una película que se malinterpreta popularmente. Dada la distancia suficiente, incluso la película más fervientemente vilipendiada puede algún día encontrar resucitado su legado, ganando décadas después su aclamación largamente esperada. Tal vez ese tiempo está cerca para Troopers; con suerte, al menos algunos oyentes de Rifftrax recientemente presentados a la película entendieron lo que realmente estaba pasando. Si estás abierto y en sintonía con él, si estás preparado para el rigor y la intensidad del enfoque de Verhoeven, obtendrás el chiste que Starship Troopers está diciendo. Y te reirás.