domingo, 22 de abril de 2018

Conquista de América: La Misión (1986)


The Mission



En 1750, en la selva tropical del centro de América del Sur, los nativos guaraníes atan a un sacerdote jesuita a un árbol, empujan este crucifijo en los rápidos del río y lo observan sumergirse en las majestuosas cascadas de Iguazú. Pronto el Padre Gabriel (Jeremy Irons), otro jesuita, llega para continuar el trabajo del sacerdote mártir. Después de escalar los acantilados junto a las cataratas, saca un oboe y comienza a jugar. Los nativos guaraníes emergen de la densa jungla y lo rodean. A través de la música, sin embargo, lo reconocen como un hombre de paz y lo llevan entre ellos. Durante una incursión de indígenas guaraníes por encima de las cataratas, el mercenario de esclavos Rodrigo Mendoza (Robert De Niro) se encuentra con Gabriel y se entera de que los jesuitas están construyendo una misión allí. Meses más tarde, Mendoza y Gabriel se encuentran nuevamente. En un ataque de celos por haber perdido a su amante, Mendoza ha matado a su hermano y se ha sumido en una profunda depresión. Gabriel lo reta a tener el coraje de vivir y elegir una penitencia por su crimen. Cuando el sacerdote, Fielding (Liam Neeson) y otros jesuitas escalan los acantilados de las Cataratas del Iguazú, Mendoza está con ellos, arrastrando detrás de él un saco lleno de su armadura y su espada. En la misión, el pueblo guaraní, a quien una vez había perseguido, lo recibió en su comunidad. Finalmente, Mendoza toma los votos para convertirse en un miembro de la orden jesuita.



1 comentario:

  1. Si bien esta película no tiene un total rigor histórico, es una magistral pintura de la vida de los jesuitas en nuestras tierras. He tenido oportunidad de conocer tanto las cataratas del Iguazú como las ruinas de la misión de San Ignacio, y no pude evitar pensar, recordar esta película. Su banda de sonido es sublime, digna de un genio de la música como Morricone. Creo que existe una simbiosis entre esta película y cataratas, la que ha sido plasmada por varios músicos, al escuchar El Oboe de Gabriel, no puedo pensar en otra cosa que en cataratas. Una película pera pensar en nuestro pasado e imaginar cómo hubiera sido parta de nuestro país con los jesuitas aún en estas tierras.

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